Graham es un niño dulce y animado. Es aventurero, animoso, único y tenaz, con una sonrisa que ilumina una habitación y unos abrazos tan grandes como los de un oso.
Cualquier lugar con agua es donde Graham quiere estar: la piscina, la playa o el acuario. Adora a su familia, incluida su hermana gemela, Annabelle, y su hermana mayor, Natalie.
Por encima de todas las cosas, Graham adora los animales marinos. Su madre dice que su pasión podría rivalizar con la de cualquier científico marino. Ha enseñado a su familia más sobre esta pasión de lo que jamás pensaron. Le gustan especialmente los delfines, los tiburones y las ballenas. “Creemos que este amor se traducirá en la defensa de los animales marinos y la protección del océano”, dice su madre. “Quién sabe, puede ser el próximo Jacques Cousteau”.
A Graham se le ha diagnosticado un trastorno del espectro autista. Ha recibido terapia física y ocupacional desde los tres meses de edad y ha añadido terapia del habla y ABA a lo largo del camino. Aunque todavía es joven y le queda mucho camino por recorrer, sobre todo por el efecto que la pandemia ha tenido en su desarrollo, su madre ha visto muchas mejoras. Destaca que el autismo es diferente para cada persona y está orgullosa de Graham por ser su propia persona.