A sus cinco años, Will Kunze ya ha inspirado a su familia, amigos y comunidad con su alegría, resistencia y espíritu imparable. Ya sea columpiándose en su columpio sensorial, chapoteando en la piscina o sonriendo en un paseo en barca, Will encuentra el deleite en los momentos sencillos de la vida, y comparte esa alegría con todos los que le rodean.

Will comenzó la intervención temprana a los dos años, cuando su familia estaba preocupada porque aún no hablaba. Pronto comenzó terapias ocupacionales y del habla. Con el tiempo, le diagnosticaron autismo, retrasos en la motricidad fina, trastorno del procesamiento sensorial y epilepsia. Ha sido sometido a numerosos procedimientos médicos, incluida una hospitalización de tres días. Algunos días son duros, especialmente cuando Will lucha por comunicar sus necesidades o emociones. Pero tiene una forma de recordar a su familia lo que realmente importa. Da los mejores abrazos y besos a aquellos en los que confía, y su familia de la iglesia brilla de orgullo al verle crecer.

Will aprendió a nadar en un club que se dedica a dar clases a personas con necesidades especiales. Uno de sus momentos de mayor orgullo llegó el verano pasado, cuando pudo mostrar sus habilidades de natación en un segmento de Palmetto Life en una emisora de noticias local. Cuando no está dominando sus habilidades de natación, trabaja diligentemente en terapias del habla y ocupacionales. También asiste a un programa de preescolar.

Will ha cambiado a su familia de la mejor manera, enseñándoles compasión, paciencia y nuevas formas de relacionarse. Sus padres esperan que el mundo le vea como es: capaz, brillante y merecedor de todas las oportunidades para mostrar al mundo lo mejor de sí mismo.