Siempre lleno de energía, Adam es un niño feliz al que le encanta experimentar cosas nuevas. La mayoría de los días, se despierta literalmente sonriendo y riendo, y canta y baila durante todo el día. Es difícil no ser feliz cuando estás cerca de él.

Adam tiene un diagnóstico de autismo. En un momento dado, Adam perdió el habla y dejó de establecer contacto visual con la gente. Tras años de terapia, ha recuperado parte del habla, establece contacto visual y sabe escuchar. Es un niño feliz, lleno de energía y al que le encanta experimentar cosas nuevas.

Las actividades favoritas de Adam son ir al parque, montar en monopatín y nadar. Su madre, Rozalind, dice que su atracción por la música le sienta bien: “Adam marcha al son de su propio tambor sin complejos y es precioso verlo”.