Malaquías es más sabio que su edad y extremadamente conocedor de sus intereses. “Hay muchas veces que hemos acudido a él con preguntas porque si alguien sabe la respuesta, es él”, explica su madre. Es un narrador creativo y divertido que puede mantener una conversación mucho más allá del ámbito de pensamiento típico de un joven de 18 años. También es un pacificador apasionado y solidario con los demás. A Malachi le encanta todo lo relacionado con la cultura asiática, escuchar a los Beatles, leer y jugar a los videojuegos.
Malachi acaba de empezar a recibir el apoyo que necesita, aunque la mayoría de las personas con trastorno del espectro autista comienzan la terapia cuando son niños. Esto no ha frenado su determinación y voluntad de éxito. Malaquías puede lograr cualquier cosa que se proponga. “Ha dado lo mejor de sí mismo todo este tiempo y nunca se cansa de darlo todo”, dice su madre. “Lo que algunos consideran una discapacidad es lo que le hace tan increíble, y va a hacer grandes cosas algún día”, dice.