boy smiles and makes

Oliver B, 9 años

Fotografía de Julie Davis (2025)

Si la risa pudiera embotellarse, Oliver podría llenar un millón de botellas. Su sonrisa, su rápido ingenio y su energía contagiosa hacen que sea imposible no sentirse más feliz con sólo estar cerca de él.

Desde el principio, Oliver se ha enfrentado a más obstáculos que la mayoría, pero nunca lo sabría por la forma en que vive cada día con audacia y asombro. Oliver tiene un diagnóstico de síndrome de Down. Al principio de su vida tuvo que enfrentarse a múltiples hospitalizaciones, incluida una operación a corazón abierto con sólo seis meses. Hoy, Oliver se ha convertido en un niño de cuarto curso seguro de sí mismo y cariñoso que ilumina su escuela, su casa y su comunidad.

Una de las partes más destacadas de la personalidad de Oliver es su amor por hacer reír a los demás. Tanto si está tocando la batería en su set eléctrico, mostrando sus últimos pasos de baile o haciendo alguna travesura inofensiva a escondidas, Oliver mantiene a todo el mundo en vilo… de la mejor manera. Su curiosidad no tiene límites y su creatividad brilla en todo lo que hace, desde crear “experimentos científicos” hasta pinchar como DJ para su familia y amigos.

Este año, Oliver fue reconocido en la escuela con un premio a la amabilidad, un reflejo perfecto de su gran corazón. Es el primero en darse cuenta de si alguien necesita un abrazo o una sonrisa y se apresura a echar una mano. (También hizo su primera compra en Amazon por su cuenta, ¡un logro que su familia siempre recordará con una carcajada!) Cuando no está entreteniendo a una multitud, a Oliver le encanta jugar al béisbol de la Miracle League, pasar tiempo al aire libre y dominar nuevos videojuegos. Su conexión con la música es especialmente poderosa, y a su familia le encanta verle iluminarse cuando está haciendo ritmos o cantando junto a sus canciones favoritas.

Oliver ha enseñado a su familia a ir más despacio y a encontrar la alegría en las victorias más pequeñas. Su determinación, resistencia y capacidad para contagiar felicidad han cambiado sus vidas a mejor, profundizando su gratitud y fortaleciendo su vínculo.

De cara al futuro de Oliver, su familia espera un mundo en el que se le valore exactamente por lo que es: un niño brillante, cariñoso y capaz con mucho que ofrecer. Más que nada, saben que dondequiera que vaya Oliver, dejará alegría y risas a su paso.

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