Henry aporta una inmensa alegría a su familia. Su felicidad contagiosa, su determinación y su perspectiva única de la vida alegran cada día. La personalidad de Henry es dulce y alegre: a menudo está tarareando o cantando, y su amor por las pequeñas cosas de la vida, como chapotear en los charcos o reír con su familia, es realmente enternecedor. Su perseverancia es inigualable, como se ve en la forma en que pasó más de 30 minutos averiguando cómo ponerse un par de botas de lluvia con sólo dos años de edad, sin rendirse nunca, incluso cuando parecía imposible.

Lo que más inspira a su familia es la alegría pura de Henry. Encuentra la belleza en los detalles más pequeños, ya sea una canción que está cantando o un simple momento de risa. Su familia espera que Henry siga abrazando la vida con el mismo entusiasmo, sin perder nunca su chispa de felicidad. A pesar de las incógnitas del futuro, han aprendido a apreciar cada victoria -grande y pequeña- y a ir más despacio y saborear los momentos que más importan.

El viaje de Henry ha estado lleno de retos tempranos y de un crecimiento increíble. Nacido al principio de la pandemia, sus padres notaron rápidamente diferencias en su desarrollo y buscaron una intervención temprana. A los dos años, Henry fue diagnosticado oficialmente como autista, y ha estado en terapia del habla, ocupacional, física y musical desde que tenía 17 meses.

Henry nos recuerda que, como todo el mundo, quiere reír, divertirse y dar lo mejor de sí mismo. Su familia está orgullosa de los progresos que ha hecho y está encantada de apoyarle en todas sus aventuras futuras.