Conocida como la “princesa de la casa”, Aime es una chispa de color en la vida de su familia. Sus hitos guardan un lugar especial en sus corazones, incluso cuando una de las primeras palabras que pronunció fue “papá”. Su primer día de colegio fue otro recuerdo inolvidable. Verla entrar por la puerta con sus coletas y su pequeña mochila fue un momento que su familia siempre atesorará.
En sus primeros años, Aime tuvo dificultades para dormir y se sometió a numerosas pruebas de audición. Más tarde, recibió un diagnóstico de autismo. Pase lo que pase, Aime siempre alegra a todos los que la rodean. Su belleza, su espíritu dulce y su llamativo pelo son elogiados a menudo, y sus profesores y terapeutas la adoran.

Con una fuerte personalidad y un agudo sentido de la independencia, Aime mantiene a todos en vilo, especialmente a sus hermanos. Es reflexiva, ordenada y está decidida a hacer las cosas por sí misma. Ya sea limpiarse después de las comidas, vestirse sola o seguir una rutina diaria, Aime se enorgullece de ser autosuficiente. A Aime también le encanta montar en bicicleta, ir de compras, jugar con muñecas y copiar todo lo que hace mamá con el bebé.

Su madre dice que Aime la motiva para dar lo mejor de sí misma cada día. Un momento de orgullo tuvo lugar durante una reunión escolar, en la que el personal compartió lo mucho que Aime había crecido y avanzado en su aprendizaje. Su progreso desde su primer año ha sido notable.

De cara al futuro, su madre espera que Aime continúe su camino de independencia y progreso. Sueña con un futuro en el que su hija sea segura de sí misma, feliz y plenamente ella misma: con fuerza de voluntad, de buen corazón y bendecida.