La paciencia, el amor y la familia son las piezas del puzzle que componen la vida de Theo. Aunque a Theo se le puede ver correteando y explorando la naturaleza y diferentes animales, también disfruta tranquilamente con un libro o un puzzle. Con sólo tres años, se sabe el abecedario y puede resolver rompecabezas de 75 piezas en cuestión de minutos.
Cuando Theo tenía aproximadamente 18 meses, sus padres se dieron cuenta de que no estaba completando los hitos de su desarrollo. Cuando cumplió dos años, le diagnosticaron autismo. Afortunadamente, la escuela de Theo pudo dar a su familia recursos para ayudar a Theo y encaminarle hacia el éxito. Todavía hay días en los que a Theo le cuesta regular las emociones o participar en situaciones sociales o reuniones familiares, pero es un recordatorio para practicar la paciencia. A pesar de todo, Theo sigue superando barreras que no le han impedido aprender rápidamente nuevas habilidades.
Theo alegra a su familia de formas que nunca hubieran imaginado. Demuestra su amor a través de los muchos abrazos y besos que da a sus padres. En palabras de su madre, Fátima, “Su diagnóstico no determina su inteligencia. Hará muchas cosas a lo largo de su vida”. ¡Sus padres creen que Theo será científico cuando crezca!