Ellington, a quien se diagnosticó un retraso global del desarrollo y empezó las terapias a los siete meses, tiene una sonrisa y una risa contagiosas. Ha dado a su familia más alegría y amor de lo que jamás hubieran podido imaginar. Ella y su hermano Tripp, de cuatro años, tienen una conexión que, según su madre, es increíble de ver. Aunque Ellington cuenta con un increíble equipo de profesionales que trabajan con ella, su hermano mayor Tripp sigue siendo su entrenador número uno. Él le enseña cosas nuevas cada día y es quien más la anima cuando empieza a intentar dar sus primeros pasos y decir sus primeras palabras. A Ellington le encanta la música, las burbujas, bailar, los libros y columpiarse. Sus padres esperan ayudarla a convertirse en la mejor persona que pueda ser, dándole todas las oportunidades para ser aceptada y celebrada. Conocen la importancia de la inclusión, el amor, la aceptación y las oportunidades para todos, ¡incluidos Ellington y Tripp!